miércoles, 11 de agosto de 2010

Muchas gracias

Tras mucho tiempo sin escribir y exceso de experiencias en este período, me surgen y me urgen las ganas de vaciar un poco la ensalada de la cabeza y tratar de volcarla en esta pseudo-hoja que me muestra la pantalla. No me nace ningún tema en particular, solo las ganas de escribir, por lo que, likealways, miro a mi alrededor y veo que pasa.

Pocos defectos peores existen que el desagradecimiento y, lamentablemente, el mismo se vive en todos los estratos de la sociedad, a nivel colectivo e individual.
Como siempre a la hora de ejemplificar, como primera instancia elijo el fútbol.

Se ha visto parte de la tribuna de Boca en algún momento insultando a Palermo y/o a Riquelme. Se ha visto a la tribuna de River insultar a Passarella y a Astrada. Se ha escuchado a Racing pedir la cabeza de Mostaza.
Si yo realmente soy hincha de River y ví al jefe dejar literalmente la vida adentro de una cancha y defender la misma camiseta durante tantos años con tantos logros, sentado en el banco se puede equivocar las veces que quiera. Puedo pretender que no sea más el técnico, puedo tener preferencias por otro, lógico, pero nunca puedo insultar a un tipo que me dio tantas alegrías.
Ni hablar de ser hincha de Boca y “tener que optar” por uno de los dos tipos que más veces me hizo gritar en una cancha. Una ridiculez absoluta y carente de sentido.
De Mostaza no digo nada, la historia habla sola. Un campeonato después de 35 años, a ese tipo tendrían que regalarle una silla en el banco del cilindro y que la use cuando quiera.

En la amistad, en las parejas, incluso en el fútbol amateur que juega uno con amigos, en todos lados se refleja el desagradecimiento, que es una muestra clarísima de egoísmo y/o resentimiento, aunque prefiero la primera.
Un ejemplo es el defensor que siempre criticó a los delanteros de dejarlo en banda a la hora de marcar. Cuando a este le regalan la posibilidad de ocupar un puesto ofensivo en la cancha, lo primero que hace cuando lo atacan es descansar.
El amigo que está colgado, lo metés de onda en tu grupo y te termina dejando afuera…

Lamentablemente ejemplos sobran pero me aqueja uno en particular en este momento.
Cada uno ve el fútbol a su manera por lo que cada cual tiene preferencias por un técnico en particular. Yo por mi cuenta me presento como bielsista desde hace años, sin embargo no me considero desagradecido. Por este simple motivo, la gente puede querer o no querer, gustar o no gustar, de las formas del último y recientemente despedido DT de la Selección, asimismo, por tratarse de esta persona, jamás de los jamases puede recibir un insulto de ningún compatriota. Bajo ningún concepto, en ningún punto de vista, nadie que sea argentino, realmente argentino, puede insultarlo, porque esa sería la muestra más grande del desagradecimiento que puede mostrar una persona.

Que digan lo que quieran, pero sobre gustos ahora hay algo escrito.
Me gusta Diego en la Selección.


“…no te vayas campeón, quiero verte otra vez…”

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